miércoles, 12 de noviembre de 2008

Lirica romantica

Las características románticas de la exaltación del yo, el intimismo y el desbordamiento afectivo encuentran su máxima realización en la poesía. Los poetas románticos dan salida a su frenesí vitalista y a sus frustraciones, cantan sus esperanzas y desengaños amorosos, exhiben su melancolía y hastío, su pesimismo y escepticismo ante el mundo que los rodea.

La crítica social está presente en unos poemas donde el romántico expresa su ansia de libertad radical, evoca la figura del rebelde y, al mismo tiempo, ataca la miseria espiritual de su época. El sentimiento de rebelión del poeta adquiere una expresión personal claramente individualizada.

Las descripciones son abundantes -especialmente por el papel relevante que ocupa la naturaleza en el romanticismo- y los sentimientos encuentran marco adecuado en un paisaje abrupto, infinito, misterioso... De ahí el gusto por la noche, los lugares apartados, los cementerios, el mar embravecido, la tormenta, etc. El paisaje se convierte en un espejo de los estados del alma.

El amor es otro de los temas más frecuentes. Pero el amor romántico no trascurre sosegadamente, sino que aporta el sello de la pasión, con entregas súbitas, totales, y rápidos abandonos.

También la poesía moral ocupa un lugar destacado: hay ansia por desentrañar los secretos del universo o el misterio del más allá, el significado de la vida o el problema del hombre perdido en el mundo.
También adquiere especial desarrollo la poesía narrativa, inspirada en temas históricos, legendarios o exóticos, sobre todo orientales. Esta tendencia poética floreció en la primera mitad del siglo XIX y en ella son frecuentes los elementos misteriosos y sobrenaturales

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